Ejercicio y Ciclo Menstrual

Ejercicio y ciclo menstrual. Quizás esta relación no nos suene tanto, ya que es un tema que hace poco tiempo se ha comenzado a estudiar, pero tienen una gran relación entre ellos, tal como te explicaremos a continuación:

El ciclo menstrual se divide comúnmente en tres fases:

  1. La fase folicular temprana, caracterizada por niveles bajos de estrógeno y progesterona.
  2. La fase ovulatoria, caracterizada por niveles altos de estrógeno y progesterona baja.
  3. La fase lútea media, fase caracterizada por altos niveles de estrógeno y progesterona.

Se sabe que las funciones de estas hormonas es apoyar la reproducción, pero investigaciones recientes han destacado que los concentrados de estrógenos y progesterona van cambiando según la etapa del ciclo menstrual y esto genera cambios en los parámetros cardiovasculares, respiratorios, metabólicos y neuromusculares, lo que podría tener implicancias en el rendimiento deportivo de la mujer.

¿Cómo afecta el ciclo menstrual en el rendimiento deportivo?

Se sugieren diversos mecanismos por los cuales las hormonas femeninas pueden afectar el rendimiento. Uno de ellos es que el estrógeno tiene un efecto anabólico sobre el músculo esquelético, es decir, que contribuye en su crecimiento. Se ha demostrado, además, que aumenta el almacenamiento de glucógeno y aumenta la utilización de grasa. Por otra parte, se cree que la progesterona tiene efectos antiestrogénicos (bloqueador de estrógeno) por lo que se pudieran observar cambios en el rendimiento según los niveles de esta.

¿Cómo afecta el ejercicio en el ciclo menstrual?

Aún faltan estudios para poder ver la relación del ciclo menstrual y el ejercicio, en cómo lo afecta o mejora, pero lo que si se sabe es como el ejercicio afecta el ciclo menstrual. Por ejemplo, en cuanto a la durabilidad del ciclo menstrual se ha visto que el ejercicio no influye en los días, se ha podido observar que mujeres deportistas tienen ciclos normales de 21 o 28 días y unas pocas de ciclos más largos como de 30 a 35 días; en cuanto a la energía disponible, se produce una disminución de la disponibilidad de energía disparando una amplia gama de mecanismos endocrinos para disminuir el gasto energético, lo cual perjudica la salud reproductiva y salud ósea.

La disponibilidad energética es la cantidad de energía de la alimentación que queda cada día después del entrenamiento o ejercicios para todas las funciones fisiológicas del organismo. La baja disponibilidad de energía produce trastornos menstruales provocando muchas veces amenorrea (ausencia de menstruación), también se ve perjudicada la salud ósea debido a que se produce un desorden en el recambio óseo, aumentando la tasa de resorción (eliminación de tejido óseo liberando diversos minerales), mientras que la tasa de formación del hueso disminuye. El resultado de esta problemática es la pérdida progresiva de la masa ósea (hueso) aumentando el riesgo de fractura y por ende aumentando el riesgo de osteoporosis.

La baja disponibilidad energética tiene su origen en 3 fuentes:

  1. Trastornos de la alimentación del tipo restrictivo, las mujeres deportistas para lograr su objetivo pudieran tener una alimentación muy restringida en calorías disminuyendo el aporte de calorías necesarias.
  2. Esfuerzos intencionales orientados a la pérdida de peso o grasa corporal con el fin de mejorar el rendimiento deportivo o apariencia.
  3. Supresión del apetito debido a ejercicios intensos.

Todos estos factores se le conocen como la triada de la mujer deportista que en resumen es escasa disponibilidad energética, alteraciones menstruales y baja densidad ósea.

La baja disponibilidad energética que puede aparecer ya sea por una mala alimentación o por el aumento del gasto energético al realizar diversos ejercicios e intensidad, produce una alteración de la producción hormonal provocando una modificación del impulso de la hormona liberadora de gonadotropina (GnRH) en el hipotálamo, reflejándose en una alteración de la hormona luteinizante (LH) a la sangre, del cual depende la función ovárica. Su importancia es que en conjunto con otras hormonas controla la maduración de los folículos, la ovulación, el inicio del cuerpo lúteo y la secreción de la progesterona, lo que con lleva a alteraciones menstruales y a la amenorrea (ausencia de menstruación).

Es por todo esto que, es importante que las mujeres que realicen deporte puedan tener un adecuado consumo de macronutrientes (carbohidratos, grasas y proteínas) y de micronutrientes (minerales) para prevenir diversos problemas.

Recuerda que en caso de dudas consulta siempre al profesional idóneo, no te autodiagnostiques ni automediques.

Referencias
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